Quiero iniciar compartiendo un dilema existencial, ayer lo conversé con un amigo muy cercano, este amigo, al igual que yo, venimos de una línea de pensamiento relativamente similar que valora mucho la humildad.
La humildad, tiene distintos matices dependiendo de quién habla de ella, pero creo que tiene una base fundamental, que no se centra en si resaltamos como personas o profesionales, o no; sino que, en el caso de que llegásemos a resaltar, cómo encaramos y maduramos eso en nuestras vidas.
Desear profundamente ser humildes
Muchos desearíamos, sinceramente no resaltar mucho en nada, solo ayudar, apoyar a quien pueda necesitar de nosotros pero que eso no sea sinónimo de una fama como resultado de ella.
Nos gustaría incluso quedar en el anonimato, pero sabiendo que ese anonimato no es el resultado de no hacer nada, sino el resultado de hacer lo debido sin buscar glorias.
Pero esto da una interrogante fuerte, ¿se puede seguir siendo humilde, haciendo ruido?, más aún en una era donde tantas personas hacen bulla, se llaman a sí mismos expertos en tal o cual cosa, se hacen ver como semi dioses de lo que hacen, se convierten en gurús de miles de personas; y estas, ya sean legítimos maestros o desvergonzados vende humos, cubren todos los ambientes obnubilando los ojos y el sentir de miles de personas.
Pero este ecosistema reinante, penosamente tiene más fraudes que guías reales, y aquí nace la segunda interrogante a todo esto, en el caso de que seamos sinceros con nosotros mismos, y en medio de esa auto sinceridad existencial, veamos que lo que hacemos, sea pequeño o grande, es sincero y busca francamente dejar un legado positivo, aún sabiendo eso ¿es correcto buscar quedar entre la sombras y no ser visto?
Síndrome del impostor
Me gustaría tener un dato estadístico sobre esto, pero la gran mayoría de los que son muy buenos en algo, se sienten pequeños, y hasta temerosos, pues aseguran que lo que saben no es suficiente, o si incluso son conscientes de lo que saben, no se sienten dignos de lo que saben, como si internamente se condenen de alguna forma, a esto en psicología se lo llama Síndrome del impostor.
En contrapartida a esto, es increíble que aquellos que menos saben, son los que más ruido y alarde hacen sobre lo que saben, es muy similar al chico que comenzó a estudiar un nuevo idioma, al salir de su primera clase, se pasa contando a todos que se aprendió dos palabras nuevas en el nuevo idioma, no miente, pero lo poco que sabe del tema aún hace que no sea muy valido el nivel de alarde que ostenta, o aquel que va al gimnasio por primera vez, apenas comenzó, pero a la primera semana ya se lo ve juzgando el tipo de vida y alimentación de otros.
El primer paso de la ignorancia es presumir que se sabe
Baltasar Gracián
Cómo ser visto, sin perder la humildad
Creo que todos somos militantes de esta vida, tomamos diferentes caminos, algunos similares, otros totalmente opuestos, pero todos caminamos, intentamos ir para adelante.
En ese camino conocemos personas, unas dan valor a nuestras vidas, otras son un dolor que puede quedar en nosotros, pero todos pasan, los recordamos por lo que dejaron.
Así como el que camina por la arena, no puede hacerlo sin dejar huellas, el que camina por la vida, es imposible que lo haga sin dejar algo a su paso.
Así como el ejemplo de la arena, los pies no buscan dejar huellas, solo caminan, en lo demás tal vez no buscamos dejar nada, pero lo vamos haciendo, es tan natural como respirar.
Por esta acción, tan natural del ser humano, buscamos compartir, para que así como unos nutren nuestra vida, en agradecimiento, comencemos a nutrir la vida de nuevas personas que se suman al camino.
No importa el medio que se use, hoy la tecnología, como las redes sociales, nos permiten compartir mucho, y aún existen métodos antiguos de compartir que jamás pasaran de moda, como por ejemplo escribir un libro, no importa como, pero debemos dejar un legado de nuestro paso, no un legado de soberbia, sino un legado de gratitud, como el que a su paso, se ocupa solo de plantar una semilla, solo eso, una semilla.
Conclusión sin conclusión
Creo que todos tenemos habilidades que nos hacen personas increíbles, a nuestra manera todos damos luz al mundo, por eso, mientras más personas se atrevan a mostrarse, a enseñar, siempre que sean francos con los límites de su saber, las cosas se transformarán en un mágico ambiente de crecimiento social.
Por esa razón aporto yo mismo mis blogs, vídeos, podcast, uso todo lo que voy aprendiendo, ya que como yo fui aprendiendo algo que tal vez mucha gente lo sepa, tal vez aún existen una o dos personas que aún no lo saben, si alguno de mis materiales llega hasta esas personas, ya estaremos dando nuestro aporte en el sendero, en la experiencia del crecimiento humano, si alguno de tus materiales llega a esas personas, ya seremos más los que buscamos el bien y crecimiento común.
Sin buscar reconocimiento, pero sin rechazarlo…. que las cosas se den… pero sin perder la intención humilde en el corazón, que no busca cambiar el mundo, sino solamente plantar una semilla.
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